No sólo mis caricias en tu espalda... en tu delicada mirada... no sólo enlazaría mis pensamientos a tu cintura, hombros y boca... cautivándome... condenándome a ser de ti nada más que un lucero en espera de tu celestial visita... mi brillante cometa... sino que me desgarraría la mitad del corazón...
Y así sin tu savia fecunda moriría dulcemente en la miel de tu recuerdo ausente.
BeLén*
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